Esta guía está dedicada de manera especial a las personas que nunca han invertido en su vida. Pero aun cuando está dirigido a principiantes, estoy seguro que van a descubrir algo nuevo los que ya tienen algo de experiencia invirtiendo.
El objetivo es que al terminar de leer esta guía, tengas la capacidad de tomar el control de tus inversiones y poner tu dinero a trabajar de manera eficiente.
¿Qué encontrarás en esta guía?
Básicamente, la respuesta a estas preguntas:
- ¿Qué debo saber sobre inversiones antes de comenzar a invertir?
- Tengo una cantidad y quiero invertirla. ¿En dónde me recomiendas meterlo?
- Nunca he invertido, ¿con cuánto me aconsejas empezar?
- ¿Cuál es la inversión que paga mejor y tiene menos riesgo?
- Tengo poco dinero, pero quiero empezar a invertir. ¿Cómo le hago?
- Tengo una cantidad considerable de dinero. ¿Cómo lo invierto en algo seguro?
Antes de empezar quiero aclararte algo:
Esta es una guía, esta muy completa por lo cual será larga, así que vas a necesitar concentrarte y ser paciente. Vete por un café, un jugo, una chela 🍻 o lo que quieras, yo aquí te espero, el punto es que lo leas con mucha paciencia y detenidamente. Te prometo que al final habrá valido la pena.
Tabla de contenidos
Introducción a las inversiones
Una inversión no es solamente cuestión de dinero. Aunque no nos demos cuenta, cada día hacemos inversiones de tiempo, esfuerzo y emociones. Invertimos cuando decidimos hacer una cosa en lugar de otra. Por ejemplo, puedes invertir tiempo, esfuerzo y dinero en estudiar una carrera universitaria. Los años y el empeño que imprimas ahí serán una inversión de la que esperas una recompensa porque, en teoría, podrás obtener mayores ingresos y desarrollarte profesionalmente.
Sin embargo, ese tiempo no podrás usarlo para crear una empresa o trabajar de tiempo completo. Es decir, para todo existe un “costo de oportunidad”, concepto del cual hablaremos más adelante. Ese costo está presente en toda inversión: siempre hay que “sacrificar” una cosa por otra.
Cuando inviertes tu dinero, estás poniéndolo a trabajar en vez de gastártelo. En este caso, estás “sacrificando” una gratificación inmediata a cambio de un potencial beneficio futuro: multiplicar tu dinero.
No sólo eso, cuando invertimos también aceptamos correr un riesgo a cambio de un rendimiento. Una inversión es poner tu dinero a trabajar para obtener un beneficio, normalmente en forma de intereses, a cambio de un riesgo asociado.
El riesgo puede ser alto o bajo, pero siempre existe. Invertir significa poner dinero, idealmente, en diferentes mecanismos o instrumentos que lo hagan crecer a través del tiempo.
La idea es que, por lo menos, genere intereses similares a la inflación. Más adelante tocaremos ese tema. El objetivo último de las inversiones es obtener tu independencia económica y cumplir tus objetivos de vida.
¿Hay diferencia entre ahorro e inversión?
Ahorrar es acumular el dinero. Es lo que la mayoría la gente hace: simplemente lo pone aparte durante cierto tiempo para después gastárselo en algo.
Invertir, por el contrario, es ponerlo a trabajar para que crezca. Ahorrar no es malo, pero tiene un problema: el dinero ahorrado no crece. Es lo mismo que ponerlo debajo del colchón. Como no hace nada, no produce nada. Tal como entra, así sale.
Con esto no quiero decir que quien ahorra comete un error. Simplemente deseo recalcar el hecho de que cuando pones tu dinero en una cuenta de ahorro o en una alcancía de puerquito, el dinero no crece. Si quieres que tu dinero aumente tienes que invertir.
¿Por qué la gente generalmente no ahorra ni mucho menos invierte?
Creo que esto se debe a que la mayoría de nosotros NUNCA recibió educación financiera cuando éramos niños; no nos enseñaron la importancia del ahorro y mucho menos de la inversión.
Por otro lado, vivimos en una sociedad que le da mucho valor al consumo desmedido e irracional, a la gratificación inmediata. Estamos condicionados a vivir quincena tras quincena, ganando sólo lo suficiente para cubrir nuestras necesidades.
Y bueno, somos expertos en disfrutar el aquí y ahora, sin planear mucho a futuro.
Hay una canción mexicana que se seguramente la conoces “Un puño de tierra”, que dice:
El día en que yo me muera no voy a llevarme nada, hay que darle gusto al gusto, la vida pronto se acaba. Lo que pasó en este mundo, nomás el recuerdo queda. Ya muerto voy a llevarme nomás un puño de tierra…
Pues eso es en lo que la gran mayoría de la gente piensa; vivir el aquí y el ahora como si el mundo se fuera a acabar mañana.
Te tengo una mala noticia: lo más probable es que llegues a los 80 años.
¿Qué va a pasar cuando llegues a la tercera edad y tu cuerpo se empiece a cansar y no pueda seguir trabajando al mismo ritmo?
Puede parecer triste, pero todos vamos para allá. La mayoría de las personas desconoce cómo nos afecta la inflación, qué es el interés compuesto, cómo funcionan los rendimientos, por mencionar sólo algunas cosas.
Pero no te preocupes, tu ya estás dando el primer paso, en esta guía vas a encontrar respuesta a todo esto.
Mitos y creencias sobre las inversiones
Hay tres grandes mitos que cree gran parte de la gente con respecto a invertir. Aunque son sólo eso, mitos, lamentablemente la aleja de los instrumentos de inversión.
Si las personas se deshicieran de ellos, muchos más se animarían a invertir y hacer crecer su dinero.
La buena noticia es que no son más que barreras mentales que pueden ser fácilmente destruidas.
Mito 1. Se necesita mucho dinero para empezar
Ésta es la realidad: no necesitas ser rico ni mucho menos para empezar a invertir. De hecho puedes empezar con tan sólo $100 pesos MXN (o $5 dólares para que todos me entiendan).
Aquí me parece que queda bastante bien el dicho “para invertir no tienes que ser millonario, pero para ser millonario sí tienes que invertir”.
Más adelante veremos algunas opciones que te permiten comenzar con muy poco capital.
Mito 2. Invertir es DIFÍCIL
La mayoría de la gente cree que para invertir hay que saber de finanzas o que hay que apoyarse en un “experto” o un “asesor financiero” para tener éxito.
La realidad es que en la actualidad existen muchas opciones que te hacen la vida más fácil porque prácticamente hacen todo por ti.
Tú sólo tienes que elegir dónde deseas invertir y hacer tu primer depósito para comenzar a ganar intereses.
Aun cuando hay ciertos temas fiscales que debes tomar en cuenta, si estás dando tus primeros pasos no tienes que preocuparte por eso, ya que el SAT generalmente no pide declarar ingresos por intereses si éstos no superan los $20,000 ó $100,000 pesos al año (dependiendo de si eres o no asalariado).
Yo no soy contador, así que todo este tema contable mejor que lo hagan los expertos, yo uso una plataforma de contabilidad donde me asignaron un contador que me lleva todo a distancia y me simplifico la vida totalmente. Si te interesa conocer sobre este servicio, dime hasta abajo en los comentarios 👇
Lo que quiero enfatizar aquí es que no hay que preocuparse por esto en un inicio. Lo más importante es comenzar.
Mito 3. Invertir es muy riesgoso
Aunque por definición ninguna inversión es 100% segura, si diversificas tus inversiones el riesgo de perder tu capital es casi nula. Diversificar, en términos sencillos, significa no poner todos los huevos en la misma canasta.
Cierto, siempre habrá un riesgo, pero lo importante es reducirlo al mínimo y esto se logra teniendo más canastas, es decir, diversificando de manera inteligente.
No poner todos los huevos en una sola canasta es un refrán clásico. Pero también el refrán que dice “el que no arriesga no gana” es igual de cierto. Aunque te suene raro, lo más riesgoso que puedes hacer con tu dinero es no invertirlo, porque en ese caso hay un 100% de probabilidad de que pierdas debido a la inflación, de la cual hablaremos más adelante.
¿Por qué es importante invertir?
La principal razón para invertir es que en un futuro no tengas que preocuparte por dinero; que no sea éste un factor que te limite, sino que te permita vivir la vida que deseas y puedas dedicar tus energías a cosas más importantes.
El objetivo final de las inversiones es lograr la libertad financiera.
Y es que realmente no importa si empiezas con mucho o poco, porque si inviertes de manera constante e inteligente, tu dinero seguirá creciendo.
Invertir también busca que no termines tu vida laboral con deudas. La idea es tener recursos suficientes para tus proyectos o necesidades sin tener que endeudarte cada vez que se presente un imprevisto.
Hablar de dinero es un tabú.
Si, como yo, creciste en una familia de clase media o baja, estarás de acuerdo conmigo en que hablar de dinero era incómodo e incluso mal visto.
Lamentablemente, la mayoría de la gente ve al dinero como algo malo, como un problema de nuestra civilización; un cáncer que corrompe y destruye lo bueno que hay en nosotros o, en el mejor de los casos, como un mal necesario.
Muchos tal vez desearían que éste nunca se hubiera inventado en primer lugar y todos siguiéramos viviendo en cavernas deambulando por ahí tratando de encontrar algo qué comer y evitar todos los días ser cazados por depredadores.
Otros, tal vez preferirían que el mundo fuera una especie de Tíbet gigantesco, en donde todos viviéramos sin posesiones materiales ni pretensiones económicas.
En mi opinión, el dinero NO es malo por sí mismo ni “convierte” a las personas. Es una herramienta que facilita enormemente hacer transacciones. Esa es su finalidad y propósito primordial.
Hay buenas y malas personas en todos los estratos sociales. Eso no tiene nada qué ver con la posición económica.
El dinero no te cambia, simplemente saca a la luz lo que eres realmente. Quienes eran pobres y llegan a tener mucho dinero y se “convierten en malas personas” en realidad ya lo eran desde antes, sólo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo.
Si lo piensas bien, esto tal vez ya lo has podido comprobar más de una vez a lo largo de tu vida con conocidos, amigos o familiares.
En realidad, la cantidad de dinero que tienes es una simple consecuencia de servir a los demás. Mientras más sirvas y ayudes a mejorar la vida de otras personas, más vas a tener. Así de simple.
¿Qué es la libertad financiera?
Hay que invertir para alcanzar la libertad financiera, pero ¿en qué consiste exactamente? Definirla puede ser complicado porque no hay una respuesta que aplique para todos.
Cada persona tiene su propia idea de libertad financiera, así como cada quien tiene una definición (generalmente ambigua) de lo que es la felicidad.
No obstante, he encontrado algunas características sobre la libertad financiera que se ajustan a la mayoría.
1. No eres esclavo de un sueldo
Si tienes libertad financiera no tienes que soportar un empleo que no te gusta para mantener tu nivel de vida; puedes decidir con quién trabajar o hacer negocios.
Tienes varias fuentes de ingreso semi-pasivas que, en conjunto, te aportan seguridad financiera. Esto es en inglés se conoce como multiple income streams, es decir, múltiples fuentes de ingreso.
La forma más sencilla de ver las diferentes fuentes de ingresos es como una silla y sus patas, entre más patas tenga una silla es más seguro que no se caiga, si tuviera 10 patas y una o 2 se rompen se podría sostener todavía.
He visto gerentes con sueldos de 100,000 pesos MXN a 500,000 pesos MXN que un día de repente los despiden. Esto me hizo ver la importancia de construir y asegurar fuentes de ingreso adicionales. No importa cual sea tu puesto, en esta vida todo puede pasar, nadie es indispensable por más que creamos que somos una excepción.
Si sólo tienes una fuente de ingresos, siempre estarás a un paso de perderlo todo.
2. Eres dueño de tu tiempo
Libertad financiera significa que, gracias a que cuentas con diferentes fuentes de ingreso que no dependen de tu presencia física permanente, tienes la flexibilidad de fijar tu agenda de trabajo como mejor te convenga.
Como no tienes que pasar tus días trabajando para alguien más, puedes pasar tu tiempo haciendo las cosas que de verdad te interesan.
Esto te permite conocer personas que están en actividades que se relacionan con tus intereses. De estas relaciones nacen nuevas oportunidades de negocios que, con el tiempo, generan nuevas fuentes de ingreso. Un círculo virtuoso que te da cada vez una mayor prosperidad.
Para poder tener libertad financiera debes construir varias fuentes de ingreso semi-pasivos que te permitan ser dueño de tu tiempo.
Estoy convencido de que el trabajo es algo que nos mantiene vivos, y que ganar dinero es una consecuencia natural de servir a otros exitosamente.
La libertad financiera NO significa que ya no tengas que trabajar; al contrario: nos da la posibilidad de trabajar en aquello que en verdad nos apasiona.
Entonces, ¿cuándo puedes decir que ya tienes libertad financiera?
Cuando puedes hacer con tu tiempo lo que te da la gana y al mismo tiempo recibir ingresos de distintas fuentes que te permitan vivir sin preocupaciones.
Como ves, no se trata de tener millones en el banco, sino más bien de tener el estilo de vida que deseas.
¡Éste es el nuevo “sueño americano” y lo mejor de todo es que la tecnología actual nos permite lograrlo sin tener que vivir en Estados Unidos!
Identifica tu perfil de inversión
Piensa en el estilo de vestir de varias personas: algunas pasan desapercibidas, otras nos sorprenden por su impecable vestimenta, otros más nos obligan a voltear hacia otro lado. Eso que proyectan nos puede servir para darle nombre a los distintos perfiles de inversión. Así sabremos cuál es el tuyo.
Lo mismo que la ropa o las posturas políticas, los perfiles de inversión se clasifican en tres:
- Conservador.
- Moderado.
- Agresivo.
Conservador. Por lo general, busca opciones de renta fija sin mucho riesgo, aunque paguen menos intereses.
Moderado. Una mezcla entre el perfil conservador y el agresivo.
Agresivo. Prefiere hacer inversiones de renta variable que tienen mayor riesgo pero, generalmente, pagan más intereses.
Esta clasificación tan aburrida es la que normalmente usan los “expertos financieros”. Sin embargo, quiero compartirte algunas ideas al respecto que, en mi opinión, van un poco más lejos y te pueden ser de utilidad.
En esta vida nada es blanco o negro, sino más bien una combinación de grises. Todos somos una mezcla de conservadores, moderados o agresivos. Sólo es cuestión de ver hacia qué lado de la balanza nos inclinamos más.
Tu perfil de inversión está determinado por tres factores: tu personalidad, tus circunstancias presentes de vida y tu nivel de conocimientos.
a) Tu personalidad
Aquí entran aspectos psicológicos y fisiológicos tales como la tolerancia al riesgo y a la incertidumbre, tus niveles de ansiedad, tu estabilidad emocional e inteligencia emocional.
Cada quién es diferente y sólo tú sabes exactamente de qué pie cojeas.
b) Tus circunstancias de vida
Es decir, tu edad, tu nivel de gastos e ingresos; si andas arrastrando deudas o eres libre como el viento. Si tienes hijos u otros dependientes económicos, si estás pagando una hipoteca o un crédito educativo. Tú me entiendes. Al igual que el punto anterior, son cosas que no se pueden cambiar fácilmente.
Por otro lado, si eres soltero, vives con tus papás, no tienes muchos gastos, y nadie más depende de ti, puedes tolerar mayor riesgo y variaciones en tus inversiones sin que esto te estrese demasiado. En este caso tu perfil de inversión será más agresivo.
Pero si estás pagando una hipoteca, tienes deudas como créditos de auto o tarjetas de crédito, no tienes excedentes de dinero y/o tienes poca tolerancia al riesgo; en otras palabras, si cuando tu portafolio baja entras en pánico y quieres retirar tu dinero, o no puedes dejar de pensar en eso, es muy probable que tu perfil sea conservador.
Y esto es perfectamente comprensible. Si andas atorado con compromisos económicos fuertes, es menos probable que estés dispuesto a invertir en alternativas de renta variable porque, naturalmente, tratarás de no correr riesgos, por muy controlados que éstos sean.
c) Tu nivel de conocimiento sobre las inversiones
Sea alto o bajo, éste es el aspecto en el que sí puedes ejercer un cambio importante y de manera relativamente sencilla.
A lo largo de mi vida, y tras conocer distintos tipos y temperamentos de inversionistas, he llegado a esta conclusión: la gente tiende a ser menos conservadora en la medida en que adquiere más conocimientos, pues van entendiendo las reglas del juego y por ello se atreven a correr más riesgos calculados.
Tengo la certeza de que esto de las inversiones se parece a la destreza al conducir un auto: al principio, cuando vas empezando a manejar, tomas precauciones extremas (a veces ridículas); en la medida en que lo vas dominando, te relajas y comienzas a comportarte como realmente eres.
Muy poca gente sabe cuál es su perfil de inversión.
Si le preguntas a cien personas en la calle cuál es su perfil de inversión en términos que ellos entiendan la mayoría responderá que es «moderado», aunque no tendrá idea de lo que está diciendo. Es como cuando le preguntas a alguien cuál es su género musical favorito y responde: «escucho de todo».
Si conoces cuál es el perfil que más te acomoda, estarás a años luz de ventaja de la mayoría.
Tu perfil de inversión irá evolucionando con el tiempo.
Nada está escrito en piedra. Con el paso de los años vas a conocerte mejor, las circunstancias de tu vida irán cambiando y adquirirás cada vez más conocimientos sobre cómo manejar tu dinero de manera inteligente. Todo esto hará que tu perfil vaya evolucionando y fortaleciéndose.
Puede ser que hoy tu perfil sea conservador porque estás empezando o por tus circunstancias de vida actuales. Quizá en tres, cinco o diez años tu perfil sea moderado o agresivo.
También puede darse el caso contrario: que hoy seas más agresivo y en algunos años te conviertas en un inversionista moderado para ajustarte a las circunstancias del momento.
Interés compuesto: ¿Qué es y cómo funciona?
Te pego la definición del interés compuesto que tenemos en el diccionario del inversionista:
Quien entiende el interés compuesto lo gana, y el que no, lo paga.
El interés compuesto es la «magia» que permite que el dinero crezca de manera exponencial, es decir, que suba como la espuma. Te explico:
Si inviertes $1,000 a una tasa de 10% anual, al término del año tendrás $1,100. Es decir, ganaste cien pesos.
Si vuelves a invertir esos $ 1,100 a un 10% anual, al finalizar el segundo año tendrás $1,210. Es decir, ganaste 110 pesos.
La ganancia del segundo año es diez pesos mayor que la del primero.
¿Por qué? Porque la tasa de 10% se aplicó sobre el monto de $1,100 pesos, no sobre los $1,000 que tenías al principio.
La mejor forma de entenderlo es usando la calculadora de interés compuesto, ahí te explico como usarla y estoy seguro que comprenderás las bondades y las maravillas de usarlo a tu favor.
Principales tipos de inversión
Cada una tiene niveles de riesgo y rendimiento distintos. Es conveniente que las analices de manera detallada para que elijas las que más te convenga de acuerdo a tu perfil de inversionista.
Normalmente, se dividen en dos grandes grupos con base en la manera en la que generan rendimientos: inversiones de renta fija e inversiones de renta variable.
Inversiones de renta fija
Dan rendimientos fijos pactados desde un inicio. Por lo mismo, son relativamente bajos en comparación a los que dan las de renta variable, pues los intereses suelen relacionarse con el riesgo asumido.
Inversiones de renta variable
Generan rendimientos variables dependiendo de factores como el crecimiento de la economía, la estabilidad de los mercados, la inflación, etc.
Normalmente generan rendimientos superiores a las de renta fija, pero en ocasiones pueden llegar a ser negativos.
Son muy recomendables cuando tu perfil de inversión es moderado o agresivo y puedes dejar trabajando tu dinero por periodos prolongados.
A continuación explico los principales instrumentos de inversión en México. Como verás, algunos son 100% de renta fija, otros son en su totalidad de renta variable, en tanto que otros son una mezcla de ambos.
¿Dónde invertir mi dinero? – Renta fija
A continuación te voy a compartir las diferentes opciones para invertir en renta fija en México. También te voy a dejar un enlace a los tutoriales que tenemos donde explicamos el paso a paso.
Existen varias opciones, pero para efectos de esta guía para principiantes te voy a compartir las 2 inversiones de renta fija más sencillas y también las más utilizadas.
En caso de que quieras profundizar en ver más opciones te recomiendo leer un artículo que es Dónde Invertir mi Dinero en México.
CETES DIRECTO de Nacional Financiera
Se puede decir que CETES DIRECTO es el instrumento de inversión más seguro en México porque está respaldado por Nacional Financiera, es decir, el Gobierno de la República.
Al invertir aquí, lo que estás haciendo es prestarle al gobierno.
No es casualidad que, al ser la inversión más «segura», sea la que paga menos intereses.
Si nunca antes has invertido es un buen lugar para empezar: tiene bajo riesgo, es predecible, fácil de operar y puedes comenzar desde $100 pesos.
Para abrir tu cuenta sólo necesitas ser mayor de 18 años, de nacionalidad mexicana y tener una cuenta bancaria de la cual seas titular.
Aun cuando su plataforma no es la más amigable del mundo, el programa cetesdirecto te permite administrar tu cuenta en tiempo real cómodamente desde cualquier computadora con acceso a internet, por teléfono o dispositivos móviles.
Por estos medios puedes acceder a distintos instrumentos financieros gubernamentales que están a tu disposición: BONDDIA, CETES, BONDES, BONOS, UDIBONOS Y ENERFIN.
A continuación te explico de manera rápida en qué consiste cada uno:
BONDDIA: Es una sociedad de inversión con liquidez diaria, especializada en instrumentos de deuda gubernamentales y bancarios, con una calificación AAA-1 (bajo riesgo), distribuida por Operadora de Fondos Nafinsa.
CETES (Certificados de la Tesorería de la Federación): Instrumentos con plazos disponibles de 28,91,182 y 364 días.
BONDES: Instrumentos a plazos disponibles de cinco años. Pagan intereses variables cada 28 días en función de la tasa ponderada de fondeo bancario.
BONOS: Instrumentos a plazos disponibles de 3, 5, 10, 20 y hasta 30 años. Pagan intereses cada seis meses y la tasa de interés se mantiene fija a lo largo de la vida del mismo.
UDIBONOS: Instrumentos a plazos de 3, 10 y 30 años denominados en Unidades de Inversión (UDIs) y pagaderos en pesos. Pagan intereses cada seis meses en función de una tasa de interés fija, más una ganancia o pérdida que se encuentra indexada (ligada) al comportamiento de las UDIS.
ENERFIN* (Fondo de Inversión en el Sector Energético Nafinsa): Primer fondo que se diseña bajo los nuevos lineamientos de la reforma financiera y energética, disponible desde octubre de 2014. Cuenta con un riesgo de inversión alto asociado principalmente al del mercado, en especial el de las tasas de interés, pues los valores que integran su cartera se encuentran sujetos a variaciones en los mercados que cotizan, es decir, puede haber rendimientos negativos.
Aunque ENERFIN no es una inversión de renta fija, la incluyo en esta sección porque me pareció conveniente reunir en un solo apartado todos los instrumentos que ofrece Nacional Financiera.
En lo personal, la opción que más me gusta de Nacional Financiera son los CETES, por tres razones:
- Son simples
- Pagan buenos rendimientos
- Tienen buena liquidez (distintos plazos de vencimiento)
Desde tu dispositivo móvil puedes comprar y vender todos estos instrumentos financieros gubernamentales, así como retirar recursos y revisar tu portafolio.
También puedes automatizar tu ahorro si así lo deseas. La administración de tu cuenta a través de la aplicación móvil es gratuita.
Al cierre de esta edición, los CETES pagan una tasa de interés neta (descontando el ISR) un poco mayor a 8% al año.
Aunque CETESDIRECTO no cobra comisiones, por ley te retienen un impuesto.
Depósitos bancarios a plazo fijo
Todos los bancos tienen disponibles productos de inversión de renta fija. Generalmente son dos: CEDES (Certificados de Depósito) y PRLV (Pagaré con Rendimiento Liquidable al Vencimiento).
CEDES: pagan intereses cada mes. Es como si rentaras un departamento que compraste y siempre te pagaran la renta a tiempo.
PRLV: recibes tu inversión más intereses hasta el final del periodo.
Algunos bancos se ponen creativos y sacan productos con variaciones, por ejemplo, PRLVs que te pagan los intereses por adelantado o con tasas de interés que «suben cada mes». Es importante que entiendas como funcionan antes de invertir para que no te lleves sorpresas desagradables. Siempre revisa y compara las tasas netas reales y nominales.
La mayoría de la gente piensa que los bancos pagan muy poco. Sin embargo, existen algunos que pagan mucho más que los CETES.
Una ventaja de invertir en depósitos bancarios es que tu capital está garantizado por el IPAB por hasta 400 mil UDIS, algo así como dos millones y medio de pesos al momento de escribir estas líneas.
¿Dónde invertir mi dinero? – Renta variable
Cuándo hablamos de renta variable, nos referimos como su nombre lo dice, a un interés variable, es decir que no es fijo. Y el mejor ejemplo y el caso más común lo tenemos en la bolsa de valores.
La bolsa de valores nos permite obtener un rendimiento variable basado en los movimientos de las empresas que cotizan en la bolsa. El cual al largo plazo es mucho más rentable que la renta fija, sin embargo es puede ser difícil de comprender emocionalmente.
A mediados del año 2022, la inflación andaba en el 8%.
La plataforma de cetes directo que es de renta fija, ofrecía un rendimiento cerca del 10% anual, el más alto que había visto desde que comencé a invertir en esta plataforma.Y la bolsa de valores, estaba en -20%.
Con este panorama, ¿En dónde prefieres invertir? Pues vi como todo mundo invertía sólo en cetes directo y abandonaba la bolsa.¿Qué harías tu en ese caso? ¿Te gustaría saber que hice yo y que paso con la decisión que tome? Pregúntame en los comentarios y te cuento con lujo de detalle. 👇
Lo increíble de la inversión en bolsa son los resultados a mediano y largo plazo, a corto plazo pueden ser desastrosos, muchos no pueden ver como sus inversiones «pierden» valor en un día o en una semana y no saben ver cuando se gana en 1, 2, 5, 10 o hasta 20 años.
Si no sabes verlo, no te preocupes, te voy a explicar.
Inversiones de corto y de largo plazo
Hay inversiones en valores o activos, que son más volátiles, es decir, tan pronto como están arriba, están abajo y viceversa. Hay activos que por la situación del momento pueden tener cierta ventaja en el corto plazo, pero sin potencial a largo plazo, y a la inversa.
Algunos activos, especialmente hablando de las acciones en empresas, tienden a caer o subir muchos puntos tan sólo por una noticia, incluso un tweet.
Por ejemplo, en un mismo mercado, digamos el inmobiliario, tenemos aquellos agentes que operan en la especulación y otros que operan en el largo plazo. El problema radica cuando confundimos estrategias, rendimientos o tendencias en un mismo mercado para sacar partido a corto plazo, pero en realidad operamos en el largo plazo, o al revés.
Por eso, aquellos especuladores inmobiliarios durante la crisis del 2008 que «simplemente» se dedicaban a comprar propiedades y venderlas en el corto plazo, la burbuja les afectó más o menos (más bien menos) mientras que, a otros propietarios, pensando en el largo plazo, les afectó mucho más la revalorización a la baja de determinados activos o, dicho de otro modo, la revalorización de la deuda de determinados inmuebles.
La ventaja del largo plazo
Normalmente no habría grandes diferencias entre lo que harías hoy, si fueras a morir mañana o si fueras a morir en 30 días o 30 años. En la práctica quizá estaríamos más tentados a realizar algunas cosas sin pensar en las consecuencias. El punto clave es que, paradójicamente, así es como vivimos el día a día, pensando en que viviremos eternamente y solo importando el ahora.
Por eso, entre otros motivos, preparamos al «yo del futuro» con una mejor alimentación, haciendo más deporte y, en general, todo aquello que supone cierto esfuerzo. Mientras tanto, el «yo del presente» está más centrado en pasarla bien.
Lo mismo ocurre financieramente. El yo actual tiende a gastar más, comprar, ahorrar menos, no invertir, etcétera. El yo futuro se dedica a se dedica a recoger los frutos del yo actual.
Así que, cuanto antes destinemos fondos a nuestras inversiones, más rendimientos tendremos en el futuro gracias al interés compuesto. Básicamente se trata de que el rendimiento de nuestras inversiones no es una progresión lineal y hay un efecto acumulativo de aquellas inversiones más lejanas en el tiempo.
Hay que tener mente fría cuando suframos alguna crisis y también cuando vivamos momentos de bonanza. Siempre estaremos tentados a «dejar de perder tanto» cuando vivamos una crisis y nuestros activos bajen de valor. Quizá se deprecian durante 1 semana, 1 mes, 1 año, pero si pensamos en el largo plazo, deberemos mantener nuestra postura, nuestra mente fría y aguantar las caídas temporales.
Además, si optamos por una mentalidad y una postura en la que una vez invertido, damos ese dinero por perdido, la tentación de recuperar parte del mismo en tiempos de crisis será menor. Lo mismo que si no necesitamos el dinero invertido para cubrir otras eventualidades y decidimos rescatarlo antes de tiempo por temor a perderlo.
Aunque no solo en tiempos de crisis debemos tener la mente fría. También en momentos de bonanza. Cuando nuestros activos ganan valor, podemos estar tentados igualmente en vender nuestros activos. Si lo hacemos, nos sentiremos genial por haber realizado unos buenos movimientos y haber aprovechado el momento, pero no estaremos aprovechando las mieles de la inversión a largo plazo.
Aunque tengamos rendimientos positivos ahora al liquidar nuestros activos, recordemos los aún mayores rendimientos que tendremos si mantenemos la inversión o reinvertimos las ganancias generadas.
Cuando invirtamos, tengamos muy presente la fecha final de esa inversión y el objetivo de la misma. Igual que un plan de pensiones no está diseñado para rescatarlo a los 2 años, muchas de nuestras inversiones deben estar planteadas en el largo plazo. Mantener ese planteamiento será clave, igual que lo es a la hora de ahorrar, no gastar exceso etcétera, porque es algo que no disfrutamos ahora pero que sí sufrimos en el momento. ¿Qué pensará nuestro yo futuro?
Invierte en lo que conoces o estudia para saber en que invertir
Uno de los mejores mantras a seguir, no solo en el mundo de las inversiones, sino en la vida, es no involucrarte en algo que no conoces. Infórmate, investiga, experimenta, prueba y entonces, solo entonces, métete.
Falla rápido y falla barato, una frase muy usada en Estados Unidos, sobre todo en Silicon Valley. Esto te permite aprender rápido de tus errores; y, además, fallar y al mismo tiempo experimenta sin jugarte todo el dinero (o tiempo) disponible.
Una vez tienes los conocimientos suficientes y crees conocer las implicaciones que tiene aquel sector, producto o mercado en el que deseas participar de una forma, entonces, es el momento de meterte. Aquí no es necesario convertirse en un experto de cada uno de los nichos, mercados o valores, sino de conocer lo suficiente para poder valorarlo.
No es necesario saber lo mismo que un especialista, pero sí lo suficiente como para poder escoger que analista es bueno.
En este sentido, a veces nos dejamos llevar por la emoción, el mercado, o buen orador pero debemos conocer nuestras limitaciones y calcular hasta dónde sabemos o queremos saber de ese mercado o producto para determinar si es bueno para nosotros en el momento que nos encontramos.
He visto como personas invierten su dinero en empresas de moda, por un tweet que vieron o algo que dijo alguien en otra red social (Ese alguien a veces es Elon Musk 😁).
Después de un tiempo, el activo no tuvo el rendimiento que «se imagino» que iba a tener y acaban viendo su activo con un valor menor al que lo compraron.
Cuando compramos un producto, revisamos reseñas, comentarios y calificaciones en internet, investigamos a fondo esos productos. Lo mismo y más deberíamos hacer con nuestras inversiones.
La bolsa no es $TSLA
Ya que mencioné a Elon Musk, hablemos de esta acción: Tesla. La inversión en acciones de esta empresa parece que cuenta con un culto en internet, hay personas que invierten todo su patrimonio en Tesla por ejemplo.
Es más probable que Tesla quiebre que toda la economía estadounidense. Al mismo tiempo, es probable que Tesla, o cualquier otra compañía «sexy», experimente unos cambios en su valorización muy diferentes a los de la economía (como que tenga un crecimiento más rápido).
Al final, no se trata de Tesla solamente (pero es un buen ejemplo), se trata de poner todos los huevos en una canasta o peor aún, poner nuestro dinero en inversiones que están de moda sin entender en donde estamos poniendo nuestro dinero.
Hay un mundo allá afuera para invertir como:
- Fondos indexados.
- ETF’s.
- Materias primas.
- Monedas internacionales.
- Bitcoin (u otras criptos).
- Entre muchas opciones más.
Invertir en índices
Si vemos todo el histórico de los principales índices bursátiles, veremos una tendencia indiscutiblemente al alza. No es lo mismo invertir en un índice como el S&P500 que en una empresa concreta del S&P500, que incluso puede quebrar, tener una mala gestión, el sector en el que opera tener un giro inesperado, etcétera.
Por eso, en nuestra estrategia de inversión, la segura y no especulativa, se basa en invertir en estos índices. Antes de invertir en uno u en otro, deberíamos conocer las principales diferencias entre ellos por si les pueda afectar más o menos algunas tendencias o sean más propensos a la volatilidad.
Por ejemplo, Nasdaq está destinado a empresas tecnológicas. Aquí es donde operan Google, Apple, Samsung, Tesla y otras tantas. En cambio, el S&P 500, es un indice formado por las 500 principales empresas de Estados Unidos; y DJ30 son, las 30 principales empresas industriales de USA.
Entonces, cuando hablamos de invertir en el S&P 500, hablamos de invertir en el crecimiento de una economía basada en 500 empresas y no una en particular. Es decir, una inversión más robusta y segura en el tiempo.
Aunque al inicio del capítulo comentásemos y mostrásemos que la tendencia de los principales índices es al alza, obviamente no significa que siempre crezcan al mismo ritmo, o siquiera que crezcan siempre. En los períodos de crisis, que los hay (ej. marzo – mayo 2020 con la pandemia o el año 2022 con la inflación) todas las bolsas cayeron en picada.
Es en estos momentos, cuando toma importancia todos aquellos conceptos de aversión al riesgo, no necesitar el dinero para urgencias, etcétera. La idea principal es, a groso modo, mantener nuestras inversiones, o venderlas rápidamente si lo detectamos a tiempo porque tenemos una visión a largo plazo; una visión a 20 o 30 años.
Con una visión a 20 o 30 años, estos momentos de crisis no dejan de ser incluso oportunidades donde quizá inyectar un poco más de inversión para aprovechar el rebote una vez la crisis en cuestión pase. Aquí dependeremos de nuestro análisis de la situación para ponderar la duración de la crisis, los efectos que tendrá, etcétera.
Si no, y, en cualquier caso, a la larga, habrá recuperación económica y tardemos más o menos tiempo, nuestras inversiones se recuperarán y continuaremos fijos en nuestro plan.
Como acabas de ver, me he centrado en los tres grandes de la economía estadounidense: DJ30, S&P500 y Nasdaq. Existen los homólogos en Europa (GER30 para Alemania, IBEX 35 para España, etcétera). Aplica los mismos conceptos o análisis en estos mercados, y antes de comenzar a operar en ellos, piensa en la situación económica e histórica de cada uno de ellos.
Visualicemos esta explicación en dos gráficos que muestran la evolución del índice S&P 500 en un período de medio plazo y en un período de corto plazo.


Resumiendo, la estrategia mencionada antes habiendo, además, visualizado las tendencias lo que queremos decir es:
- Invertimos a largo plazo, mira como en la gráfica verde de apenas 5 años que es considerado mediano plazo, ya hay un 62% de ganancia, visualiza 20 o hasta 30 años.
- No nos enfoquemos en el corto plazo, en el gráfico rojo podemos ver como hay «perdidas» en los últimos 7 meses.
Le pongo comillas a esta palabra: «perdidas» porque realmente no lo son, aunque veas como tu cuenta de inversión este negativa de cuando empezaste, sólo espera un poco más, los activos ya los tienes, sólo tienes que esperar a que recuperen su valor intrínseco.
Invertir en acciones
Aunque nos centremos y simplifiquemos nuestra estrategia de inversión en los índices bursátiles, tampoco debemos ser ajenos a determinadas empresas. Aquí es donde juega un factor importante nuestro conocimiento de diferentes sectores, de nuestros intereses y de lo atentos que estamos a posibles tendencias.
Por ejemplo, puedes ver potencial en empresas como: Amazon, Google y P&G. Probablemente no sean las que más crecimiento tuvieron en las época de caídas del 2022, pero invertir en estas acciones generan seguridad y confianza a algunos inversionistas ya que se espera que evolucionen positivamente por todas las referencias que hay.
Seguramente haya caídas, pero no debes entrar en pánico, cuando análisis correctamente una empresa y tienes confianza en tu análisis, es sólo cuestión de tiempo para que genere resultados.
Si te dedicas o te entusiasma el mercado de las energías renovables, seguramente seas capaz de detectar aquellas empresas en un estado incipiente y con un potencial de crecimiento mayor. No solo con empresas, sino con el mercado en general si estás al tanto de cambios legislativos, etcétera.
También como mecanismo para diversificar, tener en tu portfolio acciones de alguna empresa en particular puede ser positivo con el objetivo de detectar alguna tendencia en un estado embrionario o simplemente, por matar esa curiosidad y tener determinados recursos en algo importante para ti.
Aquí es el momento de recalcar aquello de que las finanzas personales, son eso, finanzas PERSONALES. Aunque otros mercados parezcan más sexys, a priori parezcan que den mayor rentabilidad, etcétera… la falta de información y el desconocimiento de las propias empresas (¿son innovadoras? ¿qué hace su competencia?) como del sector (ies un sector al alza? ¿tiene barreras legales? …) nos expone a no saber exactamente dónde invertir, durante cuánto tiempo o que esperar de nuestras inversiones.
Recuerda, no inviertas en lo que no conoces sirve tanto para complicados productos financieros ofrecidos por bancos como invertir en acciones de empresas que solo conoces su histórico de rentabilidad de los últimos 6 meses o dos recientes artículos sobre el sector que operan.
Invertir en criptomonedas
Una de las críticas a las criptomonedas (Bitcoin y el resto), es que son un producto más de especulación que de valor de cambio como una moneda. Su alta fluctuación las inhabilita como método de pago o incluso ahorro en el corto plazo. Por tanto, con esta promesa rota, ¿en qué nos agarramos para que el valor de Bitcoin siga subiendo?
Por eso, una de las tantas críticas a Bitcoin es su parecido a un esquema Ponzi. Sin valor intrínseco, el precio del Bitcoin se infla sin ningún otro motivo que el haber más compradores y todos dependen de que lleguen más compradores para que continúe inflándose.
En términos prácticos, una de las tantas desventajas de la volatibilidad es que si un comprador de, por ejemplo, un televisor, lo comprase en Bitcoin y a los cuatro días, el valor de Bitcoin se duplicase, intentaría devolverlo a la tienda por la misma cantidad de Bitcoin (ahora valiendo el doble).
Sin los «mineros», aquellos usuarios de Bitcoin que mantienen la cadena de blockchain de Bitcoin y se les recompensa por ello con un monto fijo y con Bitcoin, el valor de Bitcoin sería cero. Cuando se llegue al número máximo de Bitcoin en el sistema, los mineros solo tendrán el incentivo del monto fijo por cada transacción, y ni eso. “Ni eso» porque actualmente los mineros y los creadores de la moneda viven sobre todo de la inflación de la misma, no del propio mantenimiento. Cuando no sea rentable para los mineros, Bitcoin dejará de existir como una tecnología obsoleta y sus usuarios pasarán a cualquier otra. Por tanto, y en ese caso, algunos piensan que a a largo plazo, Bitcoin valdrá 0.
Otra de las grandes críticas que tiene, sobre todo, Bitcoin es el impacto medioambiental que produce ya que para mantener la cadena de blockchain que da sentido a Bitcoin requiere una potencia energética descomunal. Algo que, para mal de sus detractores, el oro y otros metales preciosos que sirven de homólogos para lo que muchos defensores de Bitcoin creen que es, no requieren de ese mantenimiento ni se degradan en el tiempo.
Y aunque conceptualmente siga pensando en lo beneficioso que es una red distribuida de verdad y apoyarse en la misma, BTC y el resto de criptomonedas a día de hoy su valor es el especulativo.
Por otro lado, también hay opiniones positivas que hablan de un activo con un valor que sustituya o vaya de la mano con el oro, es decir, que sea un valor de resguardo.
Una de las ventajas que tiene es que Bitcoin es finito, es decir, existe un límite de «monedas» que se pueden minar (tal como el Oro). Esto provoca que no sea inflacionario (como el dinero que se puede imprimir más cada vez).
Personalmente creo que es muy pronto para saber que será Bitcoin en el futuro, de momento es verdad que sólo se trata de algo especulativo, pero eso no quiere decir que carezca de valor. Más allá de la especulación, puede ser algo que transforme la forma en la que usamos el dinero o en la que invertimos.
La verdadera historia de los inversionistas millonarios
Aplaudimos la genialidad de Mark Zuckerberg por rechazar la oferta de compra de Facebook por $1 billón de Yahoo! en 2006. Mark tenía claro hacia donde iba el futuro y se mantuvo firme en su visión. A la vez, criticamos a la misma Yahoo! por rechazar la oferta de compra de Microsoft. En este caso, estúpidos de Yahoo! por mantenerse firmes y no hacer cashout.
Estas incongruencias (aplaudir una estrategia y criticar la misma porque tiene un resultado diametralmente opuesto) no son pocas precisamente. Otro ejemplo. Se nos llena la boca de utilizar «el cliente siempre tiene razón» a la vez que elevamos el mantra «los clientes no saben lo que quieren».
Estas incongruencias no lo son tales cuando insertamos el factor, casi siempre menospreciado, de la suerte. Seguramente menospreciado porque nos cuesta mucho diferenciar entre factores como riesgo y suerte a la hora de analizar el output de nuestras decisiones.
En todos estos casos de referencia, casos de éxito, incontables gurús, unicornios adelantados a su tiempo que crearon tendencia, grandes fracasos muy previsibles, etcétera, por norma general, hay dos indicios que nos pueden indicar la mejor forma de analizar muchos de ellos:
- Ten cuidado a quien admiras. Ten cuidado quién es tu modelo a seguir y en quién no te quieres convertir.
- Enfócate menos en casos de éxito y referentes específicos (Elon Musk, Bill Gates y similares) y más en grandes tendencias y patrones.
Estudiar a una persona específica, por muy exitosa que sea, puede ser peligroso ya que normalmente tendemos a estudiar aquellos casos extremos de grandes riquezas, CEOs geniales, y grandes bancarrotas y justamente estos casos extremos, por su elevada complejidad y numerosos matices, son los menos aplicables y extrapolables al resto de situaciones o de mercados. Cuanto más extremo sea el resultado, menos probable que puedas aplicar alguna lección en tu propia vida porque será más probable que en ese resultado extremo haya influido la suerte o el riesgo.
Warren Buffet
Warren Buffet es la referencia de las referencias en estrategias de inversión, gurús económicos habidos y por haber y la cita obligada en libros y artículos como este. Ahora bien, pocos de ellos se centran en los puntos clave de lo que ha llevado a Warren Buffet en convertirse en Warren Buffet. La riqueza de Warren Buffet no la ha creado «simplemente» por ser un buen inversor, sino por ser un buen inversor desde, literalmente, cuando era un niño.
En 2018, se estimó la fortuna de Warren Buffet en 84.5 billones de USD. De esos 84.5 billones de USD, 84,2 billones se acumularon a partir de cumplir 50 años y de esos, 81,5 billones llegaron después de llegar a la edad de jubilación a mediados de sus 60 años.
Warren Buffet es un inversor fenomenal pero seguramente no se nos haya pasado desapercibido el desglose anterior. La clave de su éxito es que ha invertido durante 70 años. Si hubiera comenzado a invertir desde su 30 cumpleaños y retirado en sus 60, pocos habríamos oído hablar de él. Resumiendo, lo que ha hecho rico a Warren Buffet ha sido el compound effect y haberlo aprovechado desde niño.
Imaginemos que Warren empieza a invertir seriamente a sus 10 años de edad. Para cuando tiene 30 años, ha acumulado 1 millón de USD (o 9,3 millones ajustados a la inflación).
Si en cambio Warren hubiera sido una persona normal aprovechando su juventud viajando, gastando sus ahorros, a sus 30 años tendría acumulados unos 25.000 USD. Si le asignamos un, siendo muy generosos, 22% de retorno, pero retirándose de las inversiones en la edad de jubilación, a los 60, tendría acumulados 11,9 millones de USD; no los 84.5 billones de USD que tiene actualmente. Es decir, tendría un 99,9% menos de lo que actualmente posee.
Su habilidad es invertir, pero el secreto de su éxito es el tiempo. El portfolio y la base de inversiones que creó de joven y la longevidad de sus inversiones son los principales factores de su éxito financiero. Dicho de otro modo, más directo, Warren Buffet seguramente sea el inversor más rico de todos los tiempos, pero no es el mejor; al menos no es así si lo medidos por la métrica de media de retorno anual de las inversiones realizadas.
Si fuera por el retorno de las inversiones, conoceríamos a Jim Simons, presidente del hedge fund Renaissance Technologies, cuyo histórico de ganancias se valora en un 66% anual desde 1988. Imbatible siquiera para un Warren Buffet del que apuntabamos aproximadamente un 22% anual.
El valor aproximado de la riqueza de Jim Simons se estima unos 21 billones de USD y sin embargo 75% menos rico que Warren Buffet teniendo este último un tercio de las ganancias anuales que Simons.
La diferencia entre ambos es que Simons no comenzó con sus inversiones hasta que tenía 50 años. Por tanto, ha tenido menos de la mitad de años que Warren Buffet en aprovecharse del efecto compuesto. Si, con el rate de 66% de retorno anual, Simons hubiera aprovechado los 70 años de Warren como inversor, su riqueza actualmente se estimaría en unos sesenta tres quintillones de USD.
Bill Gates
Bill Gates es otro de los referentes en el mundo de los negocios por ser la persona más rica en el mundo durante muchos años gracias, mayormente, al imperio creado con Microsoft.
Lo que no es tan obvio detallar de la historia de Microsoft, o más bien de Bill Gates, y mucho menos conocidos es el factor de la suerte que jugó en la creación de ese imperio.
De sobras es conocido que Bill Gates y Paul Allen comenzaron de muy jóvenes a investigar en el sector, ni siquiera incipiente sino inexistente, de la computación. El punto clave menos conocido e que, más allá de la inteligencia, dedicación y visión de ambos genios, fue la oportunidad privilegiada que tuvieron simplemente por estar inscritos en el colegio Lakeside School.
Allá por 1968, un profesor de matemáticas y ciencias, expiloto en la Segunda Guerra Mundial del Lakeside School tuvo la gran idea de hacerse con los servicios de una computadora, en una época en la que tener a disposición de una computadora era mucho más que «adelantarse a su tiempo» ya que apenas pocas instituciones disponían de acceso a una computadora.
Además, no solo lo adquirió para la escuela, sino que además lo alquilaba por uso según el tiempo de uso. En definitiva, Lakeside era un colegio más que privilegiado por disponer de un Teletype Model 30 enlazado con el terminal principal de General Electric. Además, el mismo profesor incentivó a Bill y Paul para que no solo se refugiaran en los libros y la academia, insuficiente de cara al mundo profesional, y los animó a que investigaran con la computadora antes de llegar a la universidad.
Así es como Bill y Paul con tan solo 13 años se conocieron y se obsesionaron por el fascinante mundo de la informática.
El factor suerte en este caso, es la rara combinación de oportunidad, riqueza de antemano y, sí también visión. Bill Gates y Paul Allen eran de los pocos alumnos de instituto que podían tener acceso a una computadora y además tenían y dinero suficiente para alquilarlo y poder utilizarlo. Tuvieron visión para hacerlo en lugar de dedicarse a otras actividades, totalmente. Pero casi más importante es que fueron de los pocos que podían acceder a esos recursos y lo aprovecharon para sacar ventaja a toda una generación.
Gates es consciente de esta casualidad cuando en el discurso de graduación en 2005 declaró: «Si no hubiera habido Lakeside (que el colegio dispusiera de computadora o que él no hubiera ido a esa escuela) no hubiera existido Microsoft».
Por si fuera poco, esta no es la única vez que la suerte marcó la trayectoria de Bill Gates. Si antes introducimos a Paul Allen, conocido por todos, hablemos ahora de, ya casi nada conocido, Kent Evans.
Además de Bill Gates y Paul Allen, en la época de Lakeside había un tercer miembro también prodigio de las computadoras, Kent Evans, aún más incluso que Bill Gates ya que este reconocía que Kent era el mejor estudiante de la clase.
Evans era tan prodigio en informática como Gates y Allen y, además, siempre tenía en mente el mundo de los negocios: «siempre iba con un maletín y siempre estaba maquinando en qué podían hacer juntos en los próximos seis años», reconoce Bill Gates hablando de Evans.
Tristemente es que pese a esa amistad y compartir intereses desde tan jóvenes, nunca pudieron realizar esos sueños juntos. Kent Evans murió en un accidente de montañismo antes de graduarse.
Bill Gates tuvo la suerte de una entre un millón de estudiar en Lakeside. Kent Evans tuvo la fatalidad de una entre un millón de exposición al riesgo de nunca terminar los planes que diseñó con Gates. La misma fuerza y misma magnitud en direcciones opuestas.
La realidad es que, aunque sea muy tentador el mantra de ser dueños de nuestro propio destino y de apoderarse de cualquiera que sea la situación como actos propios, la suerte y el riesgo son factores muy determinantes más allá que el esfuerzo individual. Son tan similares entre sí, que uno apenas puede creer en una sin respetar a la vez a la otra. Y ambas ocurren en un mundo tan complejo que, para bien o para mal, no se rige 100% en base a tus acciones.
Hay millones y millones de personas e infinitas combinaciones de sucesos y factores que intervienen más allá del esfuerzo individual. Esta parte accidental, en una variante u otra, puede tener mucho más impacto que tus propias acciones.
Son, además, la suerte y el riesgo, tan difíciles de medir, predecir y aceptar que tendemos a pasar de alto por ellas. Por cada Bill Gates que hay, también hay un Kent Evans que no llegaremos a conocer.
Si cuando estudiamos casos de éxito (suerte) o bancarrota (riesgo) y las ponemos en su justa medida dentro del storytelling, probablemente ni aquellas historias tan fascinantes son tan buenas y atribuibles a la genialidad de la persona, como aquellas más dramáticas tampoco son atribuibles a la falta de visión o conocimiento de los actores de las mismas.
Dónde y cómo invertir
Actualmente hay muchos operadores (brokers) y plataformas. Se ha democratizado el acceso este tipo de productos financieros facilitando su entrada. Dicho esto, cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes y que básicamente podríamos reducir a coste del servicio y confianza/seguridad con la dimensión de conveniencia en ambas partes. Nuestra sensibilidad a unas variables u otras nos decantará por un tipo de plataforma u operador.
Invertir a través de bancos
Igualmente, y así de entrada y por mi experiencia, veo pocas ventajas para operar desde la de un banco. Dentro de estos bancos clásicos tenemos la cuenta de valores y herramientas especializadas de trader.
Si optamos por la primera, una cuenta de valores, conceptualmente pensada a modo de cuenta de ahorros/inversiones a largo plazo, estaremos limitados en cuanto a Índices y mercados en los que operar y probablemente sea donde más comisiones se nos repercutan.
Si optamos por acceder a la herramienta de trader de un banco, ahí ya sí que accederemos a índices bursátiles y todo tipo de mercados, tendremos comisiones relativamente más ajustadas respecto a la cuenta de valores… y aun así no será competitiva respecto a otras plataformas dedicadas.
Si aun así decides operar a través de tu banco habitual intenta aprovechar al máximo posible de las ventajas que puedas negociar con ellos.
Probablemente decidas hacerlo a través de tu banco por la confianza y seguridad que te proporciona en tus inversiones o por la sencillez de tener tus servicios financieros en un único ecosistema. Probablemente también y lo harás seguramente por el mismo motivo que, al tener tus cuentas en un mismo sistema, puedes negociar esas comisiones u otras ventajas y descuentos (en seguros o similar) por tenerlo todo en el mismo en banco. Por tanto, recuerda negociar el servicio a priori, pero también a posteriori este tipo de bancos son propensos a cambiar las condiciones de uso y comisiones de servicio-ya que también pueden ajustarlo retroactivamente.
Aunque es la opción más al alcance de todo mundo, los bancos suelen tener esas comisiones altas que los vuelven poco atractivos. Personalmente, no invierto usando los servicios de los bancos.
Operar a través de nuevas plataformas
Cuando al inicio del capítulo hacía referencia a cómo ha cambiado el mundo de las inversiones y la forma en la que operar, me refería a la expresión y utilizada en muchos ámbitos, pero igualmente válida, la democratización de la inversión.
Si antes uno gestionaba sus inversiones a través de un bróker, o necesitaba acercarse «a la bolsa», lo hacía a través del banco de forma rudimentaria o necesitaba una cantidad inicial de dinero más elevada, con la democratización de las inversiones todas esas barreras se solventan. Ahora, literalmente en 4 clicks, puedes comprar acciones con una inversión mínima y de forma muy fácil.
Aplicaciones y plataformas como eToro y Hapi permiten invertir en la bolsa, así como varias otras opciones que tenemos hoy en día.
Según mi experiencia, estas aplicaciones no carecen de fallos, de los que probablemente otras plataformas «más serias» seguramente no pequen. Por ejemplo, muy temprano en el lanzamiento de eToro, cuando había grandes movimientos de mercado (al alza y a la baja), la concentración de usuarios en los momentos de apertura de mercado saturaba la aplicación. La imposibilidad de identificarse y entrar en la aplicación hacía que dependiendo de cómo tenías configuradas tus posiciones, se ejecutaban automáticamente a tu beneficio o en tu contra sin poder reaccionar a estos vaivenes del mercado.
Además, siempre está latente el cuán fiables son algunas de estas plataformas vs otras donde hay un respaldo de entidades supuestamente, otra vez, «más serias» como un banco.
En el caso de que vayas a operar en un segmento muy específico, por ejemplo, bitcoin y criptomonedas, quizá te interesa buscar una plataforma específica para ese mercado. Plataformas como eToro, donde puedes operar en CFDs, ETFs, acciones, criptomonedas o productos como el azúcar o monedas, seguramente tengan fees menos competitivos respecto a sus competidores centrados en un nicho.
Cabe recalcar que cada país grava impuestos a la rentabilidad de las operaciones financieras. Sin hacer de este párrafo todo un apéndice legal, infórmate de las leyes de tu país al respecto en cuanto a aspectos declarativos y la compatibilidad de estas plataformas con tus inversiones. No querrías llevarte un susto pasado 3 años de operar en bolsa para luego tener que pagar una multa por no haber declarado tus beneficios como correspondían.
En cualquier caso, los pros superan con creces a las contras e independientemente de la plataforma escogida, será mucho más útil y rentable que utilizar una más clásica como las herramientas que ofrecen los bancos.
eToro y plataformas similares suelen tener como modelo de negocio en base a determinados fees para algunas posiciones (sobre todo en CFDs) y también utilizando el spread como fuente de ingresos.
Aunque normalmente estos fees son cambiantes, no en sí el tipo de fees que hay. Veamos ambas en un poco más de detalle cuáles son y no olvidemos comprobar si cambian en el tiempo.
¿Por qué apuestas?
Desafortundamente, algunas personas miran las inversiones como si fueran apuestas. Como si poner dinero en una empresa, fuera lo mismo que ponerle dinero a un caballo en las apuestas de carreras de caballos.
Si es así como planteas tus inversiones en bolsa, retírate de este mundo. Igual que apostar a goles a favor o a un campeonato de volley playa en la otra parte del mundo, es una adicción como cualquier otra. Para dejarlo, debemos entender por qué apostamos; qué nos lleva a una adicción como esta enmascarada y más socialmente aceptada que otras.
Si realmente a los adictos al juego les motivase el aspecto económico, no apostarían. Llegaría un momento en que se darían cuenta de lo poco o nada rentable que son sus apuestas, y lo dejarían.
Existe un amplio abanico de motivaciones que nos llevan a apostar; tanto sociales como económicas. Y también factores tan inesperados como la edad: gente mayor prefiere juegos de apuestas donde se minimiza la decisión y todo es poco complejo como un bingo o una máquina tragaperras. Y sí, aún más políticamente incorrecto, pero también hay diferencias por género; las mujeres prefiriendo juegos de azar y los hombres juegos de habilidad (o imponer “habilidad” en juegos de azar a través de cierta ilusión de control).
Otra diferencia de género curiosa en las apuestas es que a las mujeres no les gusta que se les vea perder… y en los hombres existe cierto pavoneo por haber perdido grandes cantidades engrandeciendo aún más su bravura (y estupidez).
También hay mezcla de motivaciones en una misma actividad. Por ejemplo, en una máquina tragaperras predomina el aspecto económico, pero también el disfrutar de la actividad (luces y sonidos) y el escapismo que ofrece (hipnóticas luces y sonidos que te abstraen de la realidad).
Apostar es de esas actividades tan tentadoras porque se basa en una premisa demasiado suculenta como para descartarla del todo: conseguir «algo» por casi «nada». Aquí el ejemplo más común es el de la lotería, donde por apenas unos euros tienes la posibilidad de tener un premio que te cambie tu vida por completo.
Por eso, para muchos jugadores, el ganar es casi una cuestión secundaria. Prima la actividad, el hecho en sí de estar en ese círculo o de evadirse de la realidad… las ganancias es un efecto secundario; deseado pero que pocas veces ocurre.
Entendiendo qué es lo que nos lleva a apostar, entenderemos que es lo que nos lleva a invertir y por qué dedicamos el tiempo que decidamos, o cómo invertimos el dinero que estamos invirtiendo.
Sin contar que aplicaciones utilizan mecanismos, como si una máquina tragaperras o como si Facebook se tratase, utilizando colores, notificaciones, sonidos y parpadeos para enganchar a los usuarios. Minimiza en la medida de lo posible el impacto, y número de horas en la aplicación porque cuanto más tiempo estés en ella, más probable será que introduzcas más dinero en la máquina tragaperras, perdón, más probable es que aumentes tu portfolio de inversión y diversifiques en los sectores en los que operas o mezcles estrategias de largo y corto plazo.
¿Qué onda con los impuestos?
Antes que nada, debo decir que yo no soy contador ni nada parecido. La información que menciono a continuación corresponde a diferentes fuentes que recopilé e hice mi mejor esfuerzo para poder explicarlo todo de la mejor manera posible, sin embargo, esto de ninguna manera sustituye la asesoría de un experto en el tema.
Por ello, por favor te pido que consideres estas recomendaciones sobre impuestos meramente como una referencia. Es necesario que te asesores con un profesional en la materia para que puedas declarar los impuestos que correspondan con base en tu situación fiscal particular.
Aquí me enfoco en resolver las dudas más frecuentes con respecto a los impuestos y obligaciones que contraemos las personas físicas que invertimos en plataformas de fondeo colectivo (también conocidas como crowdfunding) aunque en realidad la información aplica también para otros tipos de inversión.
Me enfoco aquí a inversiones crowdfunding porque es en donde he notado un mayor vacío de información.
¿Cuándo estamos obligados a declarar ingresos por nuestras ganancias por intereses?
- Si tienes ingresos por alguna otra actividad distinta a salarios y, además, recibiste ingresos por intereses (sin importar el monto).
Ejemplo: cobras rentas o recibes ingresos por tus servicios de freelance o consultoría y, además, obtienes ganancias por intereses. Aquí es donde nos atoran a muchos.
- Si percibiste ingresos por intereses y salarios, la suma de ambos es mayor a $400,000 pesos y los intereses nominales son mayor a $20,000 pesos en el año.
Ejemplo: tienes un empleo godín decente en donde ganas $500 mil pesos al año y tienes invertidos $200 mil pesos en diferentes plataformas de fondeo colectivo las cuales, en suma, te dan intereses nominales mayores a $20 mil pesos. Es un escenario bastante posible para una buena parte de asalariados con sueldos medios o altos.
- Si sólo obtuviste ingresos por intereses reales y éstos son superio res a $100,000 pesos en el año.
Ejemplo: tu único ingreso proviene de invertir en diferentes plataformas. Tienes invertidos más de $1 millón de pesos entre todas y ganaste intereses reales mayores a $100 mil pesos durante el año. Es decir, eres millonario y sólo vives de cobrar tus rentas.
- Si percibiste ingresos por intereses y salarios y la suma de ambos es menor o igual a $400,000 pesos pero el monto de los intereses reales es mayor a $100,000 pesos en el año.
Ejemplo: tienes un empleo normal en donde ganas 300 mil pesos al año pero (aunque nadie lo sabe) en realidad eres millonario y tienes invertidos $2 millones de pesos en diferentes plataformas que te dan, en total, más de $200 mil pesos al año de intereses reales (ya descontando la inflación).
Desde mi punto de vista, este último escenario es el menos probable de todos porque ¿quién %#@! va a querer estar trabajando por tan poquito dinero si ya está ganando más de $100 mil pesos al año de puros intereses reales?
Fuente: sat.gob.mx
Nota: Los intereses reales son las ganancias que obtienes tú como inversionista, considerando los ajustes correspondientes a la inflación del periodo. Los intereses nominales son las ganancias sin el ajuste inflacionario.
Entonces, si eres asalariado y no ganas mucha lana, lo más probable es que NO tengas la obligación de declarar tus ingresos por concepto de intereses si tienes una lanita invertida en diferentes plataformas de fondeo colectivo. Quizá más adelante sí, pero por el momento no.
¿Qué debo hacer si estoy obligado a declarar ingresos por intereses?
Si después de leer lo anterior ya te espantaste porque te diste cuenta que sí tienes la obligación de declarar tus ingresos por intereses, lo primero que deberías hacer es dar de alta ante el SAT la actividad de “Ingresos por intereses». A partir de ese momento, tendrás la obligación de declarar impuestos por este concepto.
Los intereses pagados generan un Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA). Este IVA se deberá ver reflejado en el estado de cuenta de tus inversiones y es tu responsabilidad declararlo al Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Si ya eres una persona física inversionista en una o varias plataformas de fondeo colectivo, seguramente habrás notado que algunas de ellas ya te retienen el 20% de los intereses que tú ganes con ese préstamo.
Otras no lo hacen, pero todas te dan por lo menos un reporte en donde se muestran los intereses ganados incluyendo el IVA. Esa retención se hace mensualmente.
Si estás dado de alta como persona moral, dicha retención no aplica. El fundamento legal es el siguiente:
Ley del Impuesto sobre la Renta:
«Artículo 135. Quienes paguen los intereses a que se refiere el artículo 133 de esta Ley, están obligados a retener y enterar el impuesto aplicando la tasa que al efecto establezca el Congreso de la Unión para el ejercicio de que se trate en la Ley de Ingresos de la Federación sobre el monto del capital que dé lugar al pago de los intereses, como pago provisional. Tratándose de los intereses señalados en el segundo párrafo del artículo 134 de la misma, la retención se efectuará a la tasa del 20% sobre los intereses nominales.»
Con la reciente aprobación de la Ley Fintech, todas las plataformas de fondeo colectivo que hasta ahora no hacían retenciones tendrán que comenzar a hacerlo.
¿Cuál es tu estrategia de inversión?
Una vez que ya sabes cuál es tu perfil de inversión y conoces las alternativas a tu alcance, lo único que te falta es decidir qué porcentaje de tu dinero vas a destinar a cada tipo de instrumento.
Como ejemplo, te comparto cómo está distribuida aproximadamente mi cartera de inversión en este momento:
Como puedes ver, no estoy poniendo todos los huevos en una sola canasta ni tú deberías hacerlo.
Aun cuando tengo un perfil mucho más agresivo que la mayoría de la gente, no invierto todo mi dinero en un solo instrumento de inversión por más prometedor que parezca.
Esos porcentajes se van a ir moviendo con el tiempo, conforme vayan cambiando mis necesidades y prioridades. Es probable que, cuando leas esto, mi distribución ya sea distinta. De cualquier forma la comparto sólo para que te des una idea de cómo tú también puedes repartir tus recursos.
No estoy recomendando que repliques mi estrategia; sólo la comparto como una de muchas posibilidades de distribución para que tú definas la propia con base en tu perfil de inversión y situación particular.
5 REGLAS DE ORO
Te comparto las 5 reglas de oro que estoy seguro te van a ayudar en este camino que comienzas:
Primer regla de oro
«El oro acude alegre y en cantidades crecientes al hombre que destina no menos de una décima parte de sus ganancias para crear una heredad para su futuro y el de su familia.»
Es decir, que el dinero que ahorras generará más dinero, y es de sabios separar al menos 10% de lo que ganas. Esto te ayudará a generar una actitud de mesura, lo cual hará más difícil que despilfarres el dinero en tonterías.
Segunda regla de oro
«El oro trabaja diligentemente y de buena gana para el dueño sabio que le halla un uso provechoso, y lo multiplica como los rebaños del campo.»
Todo el dinero que pongas a trabajar para ti en inversiones inteligentes, con el paso del tiempo se multiplicará.
Tercera regla de oro
«El oro se adhiere como guardián y protector del dueño prudente que lo invierte siguiendo el consejo de hombres sabios en su manejo.» Para ganar más dinero debes buscar el consejo de los expertos para aprender a cuidarlo y hacerlo crecer de manera consistente; no invertir en donde te arriesgues a perder tu capital.
Cuarta regla de oro
“El oro se escurre de las manos del hombre que lo invierte en empresas y propósitos con los que no está familiarizado, o en los que no consienten quienes son diestros en su cuidado.»
Es indispensable escuchar a personas expertas en temas financieros y no aventurarse con empresas de las que no se sabe nada.
Quinta regla de oro
«El oro huye del hombre que se empeña en sacarle ganancias imposibles o cae en los consejos seductores de timadores y embaucadores, y de quienes lo confían a su propia inexperiencia y deseos ilusos de inversión.»
Invariablemente te llegarán propuestas de negocio atractivas que prometerán grandes recompensas a tu inversión a muy corto plazo.
Por último, El hombre más rico de Babilonia menciona:
«Éstos no son secretos sino verdades que cada hombre debe primero aprender y después seguir si desea sobresalir de la multitud que, como perros hambrientos, deben preocuparse cada día por conseguir su comida».
Solamente aquellos que generan recursos y los invierten sabiamente pueden vivir en sus propios términos, sin necesidad de «corretear la chuleta» todos los días.
Recomendaciones
Diversifica tus inversiones
Diversificar: Es la acción de meter tu dinero en distintos instrumentos con la intención de reducir el riesgo de tener pérdidas y tener rendimientos más estables a través del tiempo. Es: No poner todos los huevos en la misma canasta.
Los dos errores más comunes al diversificar son:
1. “Diversificar» en instrumentos muy parecidos entre sí
Si piensas que al tener tu dinero invertido en diferentes bancos estás diversificando, déjame decirte que no es así.
¿Por qué?
Porque al final de cuentas, todos los bancos están correlacionados positivamente dado que forman parte del mismo sector financiero. Si algo le pasa uno, es probable que impacte a otros también.
No me refiero a que si uno truena todos los demás también lo harán, más bien pienso en cuestiones como tasas de interés, montos mínimos o productos de inversión disponibles, regulaciones, etcétera.
Lo ideal es poner tu dinero a trabajar en diferentes instrumentos que no estén muy correlacionados positivamente para que, en caso de que haya un movimiento a la baja muy fuerte en un sector, no afecte directamente a los demás.
Y si te quieres ver más «pro», puedes buscar instrumentos que estén correlacionados negativamente para que, en el caso de que uno baje, el otro suba. Esto lo veremos más adelante cuando hablemos de la Bolsa de Valores.
En resumen, si inviertes todo en un solo sector, aunque sea en diferentes empresas, puedes salir bailando… y con la más fea.
2. Diversificar demasiado
Este es el segundo error más común de la diversificación. Diversificar en exceso es una manera en la que la gente que no sabe trata de protegerse.
Si no tienes idea de lo que estás haciendo es probable que termines invirtiendo a lo loco en muchas alternativas para cubrirte».
Esto se puede convertir en un problema porque todas las empresas necesitan ingresos, y de una u otra manera te cobrarán comisiones por administrar tu dinero. Es decir, a veces diversificar en exceso es pagarle a muchas instituciones por hacer el mismo trabajo.
Si tienes muchas inversiones abiertas en distintas empresas es probable que termines pagando más comisiones de las necesarias, o en el mejor de los casos te vas a complicar la vida sin necesidad.
Cuando estás seguro de por qué estás invirtiendo en algo, no tiene nada de malo meterle fuerte. De hecho, ésta es la estrategia que sigue Warren Buffet, el mejor inversionista de la historia moderna. Él no diversifica mucho, y cuando invierte en una cosa es porque la ha analizado de pies a cabeza y está convencido de que el valor esperado será positivo.
Cuidado con las inversiones fraudulentas
Cuando algo es demasiado bueno para ser verdad, normalmente no lo es.
Es bueno tener esto presente cada vez que alguien te ofrece una inversión milagrosa en la cual vas a obtener increíbles rendimientos.
Recuerda que nadie te va a regalar dinero nada más porque eres buena onda.
Desafortunadamente todos los días miles de personas son víctimas de fraudes que inventan seres sin escrúpulos que se creen muy inteligentes. Para mí no son más que unos rateros que no son capaces de ganarse la vida honradamente.
Inventar un esquema fraudulento que funcione requiere tiempo, dedicación y esfuerzo.
La gestión de una empresa que se dedica a cometer fraudes debe de ser complicada; tienen que estar reclutando constantemente personas que, de manera consciente o no, los ayuden a cumplir sus objetivos.
Además deben estar cambiando de nombre, dirección, razón social y modelo de negocio a cada rato porque la gente no es tan tonta como ellos creen, y tarde o temprano se dan cuenta de sus transas. En fin, suena a mucho trabajo.
Pienso que tener una buena vida de manera honrada es viable sin importar tus condiciones, pero como mencioné antes, a estos parásitos simplemente no les da la cabeza para eso, aunque ellos piensen lo contrario.
Éstas son las principales señales de alarma para detectar inversiones fraudulentas:
- Te dicen que ganarás mucho dinero con poco o nulo esfuerzo.
- Te ofrecen rendimientos imposiblemente altos, muy por encima de lo que está pagando el mercado. Ejemplo: 10% MENSUAL, cuando el mercado a plazo fijo anda alrededor de 9% ANUAL.
- No explican claramente como generan valor (de dónde provienen sus ganancias).
- Se promueven en programas radiofónicos o de televisión en donde pagan por anunciarse, no por méritos propios.
- Te piden reclutar gente nueva al esquema para que ganes dinero.
- Si haces números, te das cuenta que sus esquemas simplemente no son sostenibles económicamente.
- Te piden una inversión o desembolso inicial.
- La gente que te dice que sí ha ganado dinero en ese esquema son las que entraron antes que tú.
- No están regulados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ni en proceso de estarlo.
Los errores del inversionista principiante
Todo inversionista experimentado los ha cometido alguna vez, aunque no le guste reconocerlo. Son los errores más comunes de todos quienes estamos en este mundo. Lo importante es que sepas que existen estos errores para evitarlos en la medida de lo posible.
Considero que los cuatro siguientes son los más importantes:
1. No investigar a las empresas antes de invertir
Esto ocurre sobre todo cuando vamos empezando. Generalmente, lo hacemos porque el amigo de un amigo que «sabe de eso» nos recomendo un producto de inversión buenísimo que, después de un tiempo, resulta no ser tan maravilloso como dijeron.
Antes de invertir en cualquier empresa, debes investigar por lo menos cómo funciona, qué o quién la respalda, cuáles son sus riesgos potenciales y cómo se comparan sus rendimientos contra opciones similares.
2. No diversificar o diversificar mal
Como expliqué antes, ni muy muy, ni tan tan. Ni poco ni demasiado. Es tan malo NO diversificar como hacerlo en exceso, o en instrumentos muy relacionados entre sí:
- Quien no diversifica está más expuesto a variaciones en el sector donde tenga sus inversiones.
- Quien diversifica demasiado probablemente no tiene idea de lo que está haciendo y su dinero no crecerá al ritmo que desea.
- Quien diversifica a lo loco puede cometer el error de invertir en instrumentos estrechamente correlacionados y terminar igual o peor que alguien que no diversifica.
3. No supervisar de vez en cuando como van tus inversiones
Si inviertes en instrumentos de renta fija, una vez que dejas trabajando tu dinero prácticamente ya no tienes que hacer nada más, excepto esperar a que lleguen los rendimientos.
Por el contrario, en inversiones de renta variable sí es necesario revisar con regularidad que todo marche de acuerdo a lo que habías planeado.
4. No ajustar cuando sea necesario
Una vez que revisas cómo va la cosa y te das cuenta de que la inversión va mal o no está comportándose como esperabas, tienes tres opciones:
- Ajustar las velas para minimizar las pérdidas y, si es posible, enderezar el barco.
- No hacer nada y aguantar esperando que se recupere después.
- Cerrar la operación y asumir las pérdidas.
Es muy doloroso asumir pérdidas, pero a veces es necesario hacerlo en lugar de perder aún más. Recuerda el concepto de costos hundidos.
Instituciones que protegen al inversionista
En México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores es la encargada de regular la actividad de las instituciones financieras.
También existen el IPAB (Instituto para la Protección al Ahorro Bancario) y el PROSOFIPO (Fondo de Protección de Sociedades Financieras Populares y de Protección a sus Ahorradores), entidades que aseguran a los inversionistas para que, en caso de que alguna institución llegara a desaparecer o irse a la quiebra, las personas no pierdan todo su dinero.
El IPAB y el PROSOFIPO protegen tus ahorros e inversiones por hasta hasta 400 mil UDIS por persona en instituciones bancarias y hasta 25 mil UDIS en SOFIPOS (Sociedades Financieras Populares).
La UDI (Unidad de Inversión) actualmente equivale a unos 6 pesos, así que estamos hablando de una protección por dos millones y medio de pesos en el primero caso y $150,000 pesos en el segundo.
Tanto el IPAB como el PROSOFIPO fungen como un seguro que, en caso de que una institución truene o se esfume, te permitirá recuperar tu dinero hasta el límite establecido.
Esos montos de cobertura aplican para cada inversión que tengas en distintos bancos y/o SOFIPOS.
Casi siempre que hablo de inversiones sale a colación el fantasma del caso FICREA, el cual lastimó muchísimo no solamente al sector de las SOFIPOs sino al sistema bancario y financiero en general porque a raíz de eso mucha gente dejó de confiar en las instituciones de inversión.
La buena noticia es que gracias al IPAB sí puedes confiar (hasta cierto punto) en los bancos y en las SOFIPOs para ahorrar e invertir.
En el caso FICREA, prácticamente todos aquellos que habían invertido pudieron recuperar hasta 25 mil UDIS de su capital.
La fórmula mágica para invertir
Para estas alturas seguramente ya sabrás la respuesta, pero como no me gusta asumir cosas lo pondré con todas sus letras: NO EXISTE UNA FORMULA MÁGICA PARA INVERTIR.
Si alguien te quiere vender una fórmula mágica en donde ganarás millones sin riesgo y sin hacer nada, aléjate rápidamente y cuéntaselo a quien más confianza le tengas.
La buena noticia es que sí existen opciones de inversión para todos los gustos y perfiles.
Así como cada persona es diferente, así también cada portafolio de inversión debería serlo.
En mi opinión, la preparación para saltar del trampolín se reduce a tres pasos:
- Saber cuál es tu perfil de inversión.
- Con base en eso, conocer y analizar las diferentes alternativas.
- Elegir las que más te convengan.
La mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo
Cada peso que inviertes en ti tiene un potencial de crecimiento mucho más grande que cualquier otra inversión.
No solamente vas a generar más dinero con lo que aprendes, sino que también te abrirá otras puertas; nuevas oportunidades que no habrías podido tener o encontrar de otra manera.
John Maxwell decía: «si dices que no tienes los recursos para invertir en ti mismo, tienes un problema de escasez, no de ingresos. Más bien es un problema de pensamiento: no me valoro lo suficiente como para invertir en mi mismo».
No puedes dar valor a otros si no te valoras a ti mismo.
¿Cuánto deberías invertir en ti mismo?
Si ganas menos de un millón de pesos al año, mi recomendación es comenzar a invertir el 3% de tus ingresos en ti mismo y, cuando tus ingresos rebasen 1 millón de pesos al año, subirlo al 5%. Por último, cuando tus ingresos sean superiores a los dos millones de pesos, subir ese porcentaje a 10% al año.
Estimo que, en promedio, el retorno sobre la inversión en ti mismo es de por lo menos 10x (diez veces más de lo que inviertes) a través del tiempo.
Lo he podido comprobar yo mismo. Ese retorno llega muchas veces de maneras impredecibles en primera instancia.
La inversión en ti mismo no tiene que ser únicamente en cursos, libros o diplomados, sino también puedes destinarlo a tus relaciones interpersonales y salud física-mental.
Destina el 10% de tus ingresos a las causas que te mueven
A esto se le conoce en inglés como «tithing» que en español se puede traducir como “Dar el diezmo».
Sucede que el dinero es, aunque no lo creas, es algo totalmente espiritual y, si le das a Dios el 10% de tu ingreso, de alguna manera u otra regresará a ti multiplicado.
Esto no quiere decir que debas dar limosnas de 10 mil pesos en la misa dominical de tu iglesia, sino más bien que dediques el 10% de tus ingresos a las causas que te mueven. Ya sea donándolo a instituciones de caridad, protección animal, ambiental, proyectos de educación en zonas desfavorecidas, apoyo a desastres, etcétera.
La idea es que tengas PRESUPUESTADO ese dinero, y no solamente hacerlo cuando hay una desgracia.
Comienza ya… aunque no tengas «mucho» dinero
Si tienes claros los conceptos de interés compuesto, costo de oportunidad y decisión intertemporal que viste en el capítulo 2, te será fácil entender la importancia de comenzar a invertir tu dinero lo antes posible y dejar de desperdiciarlo en tonterías.
Para esto, es necesario que sepas cuál es tu perfil de inversión y que investigues las diferentes alternativas. Sólo de esta manera podrás hacerlo correctamente.
No importa si en este momento no tienes mucho dinero. Quizá no tengas nada ahorrado.
Te debo confesar que yo soy malísimo para ahorrar pero, afortunadamente, no resulté tan malo para invertir. Ahorrar me da flojera porque no genera rendimientos. No fue sino hasta que aprendí a invertir que comencé a acumular riqueza.
Si ahorrar tampoco no es tu fuerte quizá se deba a algo parecido. Tal vez no le ves mucho sentido porque el ahorro por sí mismo no hace que el dinero crezca, sólo lo acumula.
Durante mucho tiempo no invertí porque no entendía la importancia de hacerlo y desconocía gran parte de lo que aquí te he compartido. Si estás en esa situación, te recomiendo que comiences con lo mínimo. Hay muchas alternativa con las que puedes empezar con menos de $1,000 pesos.
Cuando veas como tu dinero comienza a crecer, es muy probable que le encuentres el gusto y buscarás la manera de invertir cada vez más y a diversificar tu portafolio.
No te compares
Imagina que llevas trabajando en una empresa dos años, estás contento con el equilibrio entre beneficios, flexibilidad, trabajo y sueldo. Cobras una cantidad de dinero que te permite vivir holgadamente y sin preocupaciones. Hasta aquí todo bien.
Si quieres arruinar esa percepción de tu trabajo y tu sueldo solo tienes que hacer una cosa: enterarte cuánto cobran tus compañeros. Si tienes suerte y hay poca diferencia entre cada uno, solo tienes que hacer una cosa: pregunta a tus amigos.
Da igual que cobres $50,000 USD, $20,000 USD o $100,000 al año. En el momento en el que entras a compararte con otras personas, dejarás de ser rico y comenzarás a valorarte no por lo que ganas y tus necesidades sino en base a otras personas.
Ocurre en todas las profesiones y en todos los niveles. Imagina un futbolista recién llegado al primer equipo cobra 2 millones de euros por temporada. Podríamos decir, fácilmente, que ese futbolista es rico. Digamos que juega en un equipo donde otro jugador tiene un contrato de 5 años de 50 millones de euros y 5 millones por objetivos. Por comparación, el primer jugador está en quiebra.
Cuando pensamos que nuestro jefe cobra muchísimo y es un privilegiado, piensa que él no se está comparando contigo. Lo más probable es que tu jefe se compare con otros jefes y eso marque su nivel de satisfacción con su sueldo y su nivel de vida. Y sí, lo mismo los billonarios como precisamente Elon Musk. Elon Musk se compara, no con sus ingenieros, sino con Jeff Bezos y Mark Zuckeberg.
Por hacerlo aún más explícito: el techo de la comparación social es tan alto y cambia de franja constantemente que es imposible alcanzarlo nunca. Lo que significa que es una batalla que nunca puede ser ganada, y, por tanto, la mejor manera de ganarla es no participando en ella desde un inicio; aceptar que lo que tienes seguramente sea suficiente incluso aunque sea ligeramente inferior a los que te rodean.
Tanto es así que varios estudios psicológicos apuntan a que preferimos trabajar en una empresa cobrando menos que en otra siempre y cuando seamos los que más cobremos respecto a nuestros compañeros. Es contraintuitivo a la vez que muy humano. Aunque por terminar con un toque positivo, aunque no relacionado con la comparación social que es lo que nos preocupa, 9 de cada 10 personas estarían dispuestas a cobrar menos si su trabajo tuviera mayor impacto.
Objetivos, objetivos y objetivos
Tener claro cuál es el objetivo de nuestras inversiones, tanto en concepto como retirarse más cómodamente o en cantidades como tener un colchón adicional mensual, es clave para saber cuánto tenemos que dedicar y hasta cuándo. Un camino que no tiene un final visible no es camino a no ser que sepamos, al menos, si vamos en la dirección correcta.
Tengamos en cuenta, que un objetivo es movible. Nuestra situación hace 3 años cuando empezamos a plantear nuestras inversiones y nuestro objetivo en este momento, puede cambiar. Tengamos aquí presente por qué cambiamos ese objetivo y qué variables nos llevan a ampliarlo/reducirlo y cuestionarlo. Somos propensos a que nuestro estilo de vida «inflaciones» y primero nos mudemos a una casa más grande, a tener un coche, etcétera en lugar de hacer el proceso inverso. Por ende, querremos que nuestras inversiones, cubran ese nuevo nivel de necesidad y por tanto planteemos cambiar cómo invertimos en lugar de cuestionar desde un inicio esos cambios.
Es importante también conocer por qué queremos unos determinados objetivos. Si establecemos que queremos una línea adicional de ingresos al mes para ganar seguridad y tranquilidad financiera, no tiene sentido que las inversiones que hagamos nos lleven a una dedicación extraordinaria de tiempo y ansiedad por lo volátil que puedan ser. El objetivo inicial no casa con la forma que planteamos nuestras inversiones.
Tampoco se trata de tener dinero por tener o crecer por crecer. El deseo nunca parará; siempre tenderemos a querer más y el equilibrio es solo temporal a no ser que reduzcamos a lo mínimo posible y visualicemos que nada es necesario.
Siempre querremos tener más rentabilidad, más diversificación, aprovechar más oportunidades en distintos mercados. No confundamos lo necesario como diversificar con lo casual como operar en los 10 índices más importantes. Quizá ya tenemos un volumen de rentabilidad adecuado para nuestro nivel de riesgo y no nos compensa buscar ese extra (ni en tiempo ni en riesgo). Busca tu propia perfección de portfolio financiero y rentabilidad.
Comparar es bueno hasta cierto punto para valorar unos productos u otros, pero hasta cierto punto. No compensa si ese punto se convierte en obsesión y nos hace perder el foco.
Existe un movimiento cada vez más creciente cuyo mantra se define en “FIRE»: financial Independence, early retirement. Es decir, el objetivo es independencia financiera y retirarse pronto. A la vez, más personas se cuestionan la importancia de su trabajo o por qué trabajar en definitiva y aceptan el trade-off de dedicar menos horas a cambio de parte de su salario. Si tenemos nuestro dinero trabajando para nosotros, de forma más o menos pasiva, será un instrumento más de cara a lograr dichos objetivos.
Existe además un efecto perverso si nos centramos mucho en nuestras inversiones y cuánto disponemos en términos monetarios. Es probable que terminemos identificándonos con lo exitoso o no de nuestras inversiones y de lo que tenemos, en lugar de valorarnos nosotros como personas. Se me hace duro tener que ponerlo, pero tenemos que recordar que nuestra valía no es lo que pone en el saldo de nuestra cuenta bancaria, por mucho que la sociedad nos presione. Cuanto más nos enfocamos en ganar y en los resultados, y no en aprender o la filosofía, más nos enfocamos en algo externo a nosotros (las ganancias) en busca de una validación ajena a nosotros mismos. El efecto reconfortante de ganar no dura; o no dura tanto como la satisfacción de haberte mantenido fiel a tu filosofía (ej. invertir en sectores que significan algo para ti; no especular; etcétera) habiendo aprendido durante este tipo y haberlo hecho lo mejor posible.
Espero que este contenido haya servido al menos para que no identifiquemos el mundo de las finanzas con bancos, productos financieros ininteligibles, letra pequeña e infinidad de condiciones y cláusulas que querremos evitar a toda costa.
Espero que este artículo haya servido para, de una forma clara y directa, alimentar tu curiosidad sino por probar directamente, por buscar más información para poder dar el empujón definitivo.
La verdad fundamental de una sociedad basada en el consumo es que ya tenemos suficiente. Sí, queremos más, pero no más cosas, dinero o inversiones porque sí. Queremos más tiempo, más libertad de acción, más seguridad financiera, más sostenibilidad. Nuestro objetivo es esto último (libertad) gracias a lo primero (dinero), no a la inversa.
Conclusiones
¡Felicidades! El que hayas llegado hasta el final significa que realmente estás tomando en serio el propósito de manejar tu dinero de manera inteligente.
Lo que has aprendido tiene el potencial de cambiar no solamente tu vida, sino la de tus seres queridos y amigos, quienes directa o indirectamente se verán beneficiados por la versión mejorada de ti mismo.
Hay un fenómeno que nos ocurre a los seres humanos, y es que nuestra fuerza de voluntad es débil.
Muchas veces, si no hacemos algo en el momento en que estamos emocionados, o bien cuando tenemos la información fresca en la cabeza, pasa el tiempo y después de unos meses o años nos damos cuenta de que en realidad no hicimos nada. No quiero que te pase eso.
Si estás leyendo esto es porque te interesa invertir y manejar tu dinero para que realmente crezca con el tiempo. No dejes pasar esta oportunidad. No dejes que pasen los meses sin tomar acción.
Tu misión ahora es conocerte a ti mismo, saber de qué lado de la balanza te inclinas más. Tómate tu tiempo.
Una vez que sepas cuál es tu perfil, serás capaz de estructurar un portafolio de inversión que se ajuste tus necesidades.
Sigue aprendiendo
Quiero recalcar algo bien importante: en la medida que aprendas más sobre inversiones, vas a poder tomar más riesgos calculados y, por ende, tu perfil de inversión será más agresivo de lo que es ahora. Esto es bueno porque te permitirá generar mayores rendimientos en el largo plazo.
Aquí te dejo unas recomendaciones de lectura; estoy seguro de que los siguientes libros te ayudarán a mejorar tu relación con el dinero de aquí en adelante:
El hombre más rico de Babilonia de George Samuel Clason
Es un pequeño libro publicado hace ya casi cien años, pero su sabiduría sigue vigente. En él se narran historias de hombres ricos de la antigüedad, de la época de la gran ciudad de Babilonia, la más rica del mundo hace aproximadamente 2,600 años.
En el relato, estos hombres comparten los secretos de cómo lograron hacerse ricos.